En este artículo nos gustaría hablar de las nuevas generaciones, o sea, de los más pequeños y de la gran importancia que tienen en nuestras fiestas.

A finales del siglo XIX, los habitantes más jóvenes de Valencia construían sus propias fallas con cajas de cartón, muñecos o simplemente con trastos viejos que encontraban en cualquier lugar. Recorrían las calles pidiendo materiales para su monumento. Gracias a esto, se convirtió en tradición ir por las casas recogiendo trastos viejos cantando la canción: “Hi ha una estoreta velleta ‘pa’ la falla de Sant Josep, el tio Pep?”. Cuando ya tenían los suficientes materiales como para montar una falla, las plantaban en las calles y en las plazas de la ciudad. Y el día de San José, con ayuda de los mayores, las quemaban.

Actualmente, las Fallas ofrecen a los niños la oportunidad de acercarse a la tradición y a la cultura, mientras juegan, pasean, descubren y se divierten. Viven con mucha ilusión las ocasiones de vestirse con la indumentaria valenciana y, sobre todo las más pequeñas, disfrutan poniéndose su traje, sus manteletas… Las peinetas y los aderezos les parecen joyas únicas, y se sienten muy especiales al lucirlos. Además, las fallas crean un vínculo familiar muy bonito, que el que lo haya vivido sabe de lo que hablamos.

Los niños y las niñas son el futuro de nuestra fiesta, sin ellos se perderían las tradiciones, danzas y folclore. Los niños y las niñas contagian risas, energía, alegría y valentía, por eso nos encanta que cada vez más puedan participar en diversos actos. Por último, nos gustaría compartir con vosotros fotos de los más pequeños, que día a día nos roban el corazón.